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Si hay alguien que puede hablar de haber dado batallas en la vida es Barbarita Lara, que siendo escolar conoció el bullying en primera persona y luego,  de manera más dolorosa aún,  cuando quien lo padeció fue su propio hijo de apenas 12 años.

Sin embargo ni eso amilanó a la joven ingeniera chilena y primera representante de nuestro país en la lista de los más grandes innovadores menores de 35 años del MIT, quien estuvo presente la semana recién pasada,  como una de las más destacadas participantes en el Congreso Futuro, ocasión en la que habló no solamente de los desafíos que ha enfrentado en su carrera y  de los prejuicios por ser mujer, sino también de  la necesidad de contar con más apoyo para la innovación.

Ella es sin duda una voz autorizada, por eso durante su participación en el panel “Los Arquitectos del Cambio” contó como desarrollo su premiada aplicación del Sistema de Información de Emergencia (SiE) para desastres naturales y comentó también su experiencia en el mundo de la ciencia; de lo difícil  que resulta hablar de tecnología siendo mujer, una razón poderosa que la llevó hace un tiempo a integrarse a  “Girls in Tech” y  a la “Red de Investigadoras de Chile”, dos organismos que buscan incluir su presencia en este mundo.

Convencida de que los obstáculos que día a día se presentan en nuestras vidas están ahí para sortearlos ella ha ido enfrentándolos uno a uno, desde el aislamiento que significó vivir en el extremo sur del continente, en la base naval de Puerto Williams, pasar por un embarazo de alto riesgo tras darse cuenta de su estado recién a los cinco meses, hasta dar la pelea en los bancos por tener una cuenta corriente bancaria a su nombre y no al de su marido, a pesar de ser la CEO y cofundadora de EMERCOM

Por eso Barbarita hoy levanta la voz, no solamente para hablar de tecnología de la que sin duda sabe mucho, sino también para combatir una cultura machista, especialmente en el campo de las ciencias y,  no desperdicia las oportunidades que se le ofrecen en las múltiples  conferencias a las que he convocada o en las entrevistas que frecuentemente le hacen, para afirmar una y otra vez: “nosotras no estamos aquí para validarnos, estamos aquí para cambiar el mundo”.

 


…y lo sigo reafirmando: nosotras no estamos aquí para validarnos, estamos aquí para cambiar el mundo, repararlo, reconstruirlo, lo que sea necesario.