Esta columna la escribí para La Quinta Emprende y la puedes encontrar aquí.
Definitivamente este 2020 llegó con todo. Ahora estoy media arrepentida de todos esos efusivos deseos de año nuevo…pero bueno.
Es triste ver como los sistemas colapsan y colapsan. Estoy segura de que no solo es una máquina, hay equipos, diseños, desarrollo y lo más importante, personas detrás de cada colapso. No tiene que ver con quién es el responsable, en realidad, es el momento. Es ahora cuando los sistemas “no deben fallar” o, mejor dicho, cuando las decisiones se deben tomar con algo más que un discurso o solución rápida, necesitamos revisar e interesarnos más por el proceso cambio, debemos entender lo que no entendimos antes.
Los procesos de escalamiento informático, o aún más específico, el proceso que deberíamos tener en mente debe ser transformación digital. Ese proceso centrado en el individuo, en la persona, pero no como el cliché de “las personas son lo más importante” porque suena bonito, sino porque en realidad los sistemas, los casos de uso, los diagramas, los cuentos o incluso la vida, parte y termina en las personas. Nosotros somos este planeta, nosotros construimos sistemas y aplicamos sistemas en personas. Es raro que de un tiempo a otro pensemos que estas cosas, simplemente, crecen y debe nacer una página web o formulario y solucionar todos los problemas.
Las Administradoras de Fondos y pensiones (AFP), el Servicio de Impuestos internos (SII), Carabineros, Ministerio de Salud, incluso el Ministerio de Ciencia Conocimiento Tecnología e Innovación, se olvida de algo: no somos solos datos, no nos pueden poner en una tabla, no se soluciona con una nueva página web, un gráfico, un CSV o una presentación que mezcle todo. Debemos entender que detrás de nuestros equipos hay personas con problemas, necesidades, inseguridades, sobre todo post pandemia. Entender que los menospreciamos por años, que nunca los vimos, nunca nos importó (suena feo, pero lo normalizamos día a día). Buscamos seguir la teoría, el libro o el consejo que recibimos en una certificación, autoayuda o de un coach (que nos llenó de monosilábicas abreviaturas que no necesariamente entendemos o aplicamos), si tan solo habláramos o mejor aún, escucháramos a los equipos que hay detrás de los sistemas que hacen que todo funcione, pero menospreciamos porque nosotros solo vemos una web o una aplicación a diario…este mundo sería distinto.
Cuando un sistema colapsa, no es solo un sistema, una web o una aplicación. ¡Debemos ver más allá! Debemos ver al equipo que está detrás de este sistema, preguntarnos si recibe los recursos que requiere para implementar lo que le piden, si lo valoran lo suficiente, si las entidades y los líderes, que prometen cosas en discursos, acaso entienden cómo funcionan los sistemas. Debemos abrazar al departamento de TI (Tecnologías de la Información) y pedirles disculpas.
¡Mis respetos!